miércoles, 5 de septiembre de 2007

El SÍ DE LA NIÑA

Como todas las mañanas se levantó
Y con un bostezo, y estirón dejó su lecho tibio y calido
La es mañana radiante después de ducharse, se marchó.

Su sonrisa silenciosa, contagiaba a quien le mirara.
y una brisa calida y húmeda, acariciaba su largo y negro pelo.

La ropa pegada, dejaba entrever, su esbelto y agraciado cuerpo.
Ese es el día domingo, que quedará en su memoria para siempre.
Sabía que aquel encuentro, estaría destinado a su primer amor,
y declararle su primer beso.


Bernar.

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