miércoles, 3 de agosto de 2016

EL ÚLTIMO VUELO.


Resultado de imagen para las palomas                 Allá por el medio día, cuando al  sol se  le ocurre poner candente al clima,  observo las muchas casas y pocos árboles,  donde la urbe se abrió campo, donde la gente respira humo sin aire, ahí mismo,   dos palomas capitalinas sobre el  tejado, una  de ellas  cortejando a su pareja, con el típico sonido de palomo enamorado,  el protagonista, descendió del techo   con un vuelo improvisto, como queriendo impresionar a su pareja, voló  majestuosamente  al  suelo  y haciendo una especie de danza,  zurea,  agacha y levanta la cabeza,  picoteando migajas en medio de la calle, donde los autos  se asoman de vez en cuando, el turno era de un camión recolector de basura que hizo su aparición repentinamente , el palomo quedó debajo del pesado automotor, aleteaba buscando volar, buscando escapar, buscando sentirse libre,  pero quedó atrapado,  cerré los ojos como queriendo adivinar la libertad de ave,  oí un estrépito y  el morbo me ganó,  abrí nuevamente los ojos para ver lo que pasaba,  el camión se alejaba, el viento soplaba  y  unas plumas  quedaron haciendo un remolino donde  quedó  la estampa del palomo,  la gente pasaba,  miraba sin mirar, sin importar lo acontecido, en fin y al cabo, es una rutina del transitar, del  ir y venir del día.
En el  tejado,  una paloma  también  fue testigo de lo que mis ojos vieron, agudizaba su mirada hacia el pavimento extrañaba el cortejo, que nunca fue terminado, daba vueltas, gorjeaba  en el techo, pero  se cansó de esperar para escuchar el arrullo,  se marchó sola,  desapareciendo entre  los edificios  y el  contaminado cielo de la urbe, dejando al palomo sin alma, mientras que yo meditaba. . . el último vuelo.

Novato.

9-08-2016

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